Navidades hubo, cuando el invierno dejaba un paisaje de pueblo como pintado a carboncillo:
Navidades sin el feroz consumismo que se empeña en devorarnos cada año, sin luces engañosas y cegadoras, ni adornos, ni excesos gastronómicos.
Navidades de alegría sencilla, donde las familias compartían lo que hubiera, y dónde después del precepto religioso obligado, se juntaban en cuadrilla y de unas casas a otras, y por las calles desgañitaban villancicos al son de panderos, calderos, cucharas o zambombas de fabricación propia.
Zambomba casera año 2.007 |
Era
una Navidad
blanca
por la nieve caída,
en
torno a la lumbre
no
se siente la ventisca.
De
cena sopa ilustrada
y
perrilla de chorizo de colofón,
satisfechos
con casi nada,
higos
con nueces su turrón.
La
noche buena se cantaba
con
almirez pandero y calderillo,
con
cucharas, zambombas,
botella
de anís, y a voz en grito.
De
unas casas a otras
iban
grandes y chicos,
orgía
de alegría sonora
apenas
notaban el frío.
“Aguinaldo te he
pedido
no me lo has
querido dar…”
amenazas
sin sentido
pues todo era festejar.
Las
cuadrillas unidas bullían
catarsis
de amor fraternal,
las
horas no dormían
en
esa noche invernal.
“Noche buena Noche
buena
cuanto tardas en
venir…”
anhelo,
placer de gente sencilla
vividores
de vida plena y feliz.
Nochebuena año 1976 |
Video de 2.014 que llegó por whatsapp Fidel cantando un villancico
Feliz Navidad para todos.
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