No se por qué, pero a muchos se nos pasa la primera sonrisa del sol, esa que acaricia y despierta a las piedras, tiñéndolas de dorado.
Sólo cuando madrugas, y te asomas por la ventana, compruebas lo que te pierdes cuando estás dormida:
El Vegazo y la Serrota pestañeando en la mañana
Escobilla y la montaña aún bajo la sábana blanca.
Descubrir que alguien vino a visitarte, pero no pudo esperar:
Y ser testigo de la lucha encarnizada entre la nieve y el sol, la pugna que año tras año tienen el invierno y la primavera.
Fotos hechas desde mi casa. La Vega 4 de marzo de 2.017
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