martes, 22 de marzo de 2016

SE DE UN LUGAR

Tenemos un amigo, que en cierta ocasión nos dijo que es una suerte tener pueblo, pero también un inconveniente.
 
Una suerte, porque sabes que tienes un lugar donde siempre puedes acudir a desconectar de la rutina, con la certeza de encontrarte en un ambiente familiar y amigable, de retorno a las raíces.

Un inconveniente, porque teniendo ese sitio, a menudo no te molestas en buscar otro lugar para hacer desconexión.

El otro día con todo esto de las vacaciones de Semana Santa, y la operación salida, en los telediarios, los más afortunados, maleta en mano, revelaban a los periodistas, el destino para sus días de descanso, lugares archiconocidos aunque sea de oidillas para cualquiera que sueñe con viajes, y hete aquí que una viajera dijo: yo, al pueblo.

"Al pueblo", ni dijo nombre, ni provincia, ni nada, "al pueblo", y sin embargo quedó todo dicho, lleno de sobrentendidos.

El pueblo, ese lugar que todos sabemos...



(La música del vídeo, pertenece al álbum "El patio", del grupo Triana. Un disco muy bueno de principio a fin.)  

jueves, 10 de marzo de 2016

DE PASEO VIRTUAL POR LA VEGA

He descubierto, que los del Google Maps, han estado por La Vega, el resultado lo considero espectacular, porque desde cualquier rincón del mundo teniendo acceso a sus contenidos, una puede recorrer muchas de las calles del pueblo, y adivinar por ejemplo que ese día de junio de 2015 en que estuvieron, la mañana lucía preciosa, que había sido San Juan (las fuentes están con el ramo), que ya empezaban las tareas de siega, y tratar de averiguar, quien era el que iba por la calle La reina en su Bertolini, y acertar seguro con el que iba con el suyo por la calle Hontarrona.
 
Ver a Maria Agustina (la de Paco) por la calle La plaza, o a Daniel sentado en un "machadero" próximo, ver a Juanita y a Luis apañando el jardincillo.
 
Ver la casa abierta y los geranios de mi madre, y las rosas del año pasado de casa de mis suegros, y las de la mía.
 
Adivinar por los coches, y los perros tumbados por las calles donde estaban los amos en esos momentos.
 
Salir hacia el Vegazo, contar los árboles del Charcón, las curvas del "Regaeron", tropezarse con la granja escuela, pararse a la entrada del puente viejo, o sentarse en la barandilla del puente nuevo (¿quién se llevó las piedras?), y ver si el Alberche lleva o no un buen sorbito de agua, y ver el cerro "Bailaero", y preguntarse cuantos camiones harían falta para llevársele de ahí, y ver toda la amplitud del vegazo.
 
O salir y recorrer los once kilómetros que nos separan con La Hergui, y mirar a derecha e izquierda, y distinguir la ermita, o Gredos (aunque está un poco nublado), ver las vacas pacer, el pilón redondo, pasar por encima de las canadienses, reconocer el arroyo de la "Joya" (Hoya)  Mayor, el desvío a Fuente Alberche, y más adelante La Vega Corto, y desde el balcón de Santibañas, echarse un trago de agua en la fuente, y un réquiem por el puente derruido, antes de llegar al Chorrerón, y colarse de turista en el pueblo de al lado.
 
¿Os apetece?, aquí os dejo el enlace puntero situado en Espinosa, pinchad: aquí
 
Avanzad, retroceded, girar, vagabundead, contad baches y piedras, sentid el sonido de vuestras pisadas por esas calles solitarias vírgenes de ruido, y soñad que estáis ahí  ahora y respirad...
 
Es un simulacro, pero consuela

jueves, 3 de marzo de 2016

REMEDIOS CASEROS: LAS HOJAS DE CHUPE



Hoy la cosa va de remedios, antes con el escaso desarrollo de la medicina y de la farmacia, los paisanos tiraban de remedios naturales para mitigar sus males, y aprovechaban propiedades medicinales de plantas que encontraban en su entorno, y cuyo conocimiento ha ido pasando generación tras generación de padres a hijos, este por ejemplo, me lo contó mi abuelo chapa, aunque nunca le he visto ni puesto en práctica.
 
Estas hojas que veis en la foto, y cuyo nombre científico desconozco se dan en el pueblo, tienen como veis un aspecto carnoso, y son conocidas en La Vega como "Hojas de Chupe", y a decir de mi abuelo son, un estupendo remedio para esos molestos e irritantes granos llamados diviesos.
 
El remedio consiste, en poner un poco de manteca sobre el grano-divieso, y encima a modo de apósito estas hojas de chupe. En poco tiempo, estos granos reventaban y desaparecían.
 
Cierto día en el pueblo, le comenté este remedio a un amigo, que nada más oírle, se echó a reír y me dijo que le estaba vacilando, sin embargo le hizo la consulta a su padre, que fue el que le aseguró que todo cuanto le había contado acerca de las propiedades de las hojas de chupe y su existencia era cierto.
 
Este amigo mío salió un día a buscarlas, pero por el camino se tropezó con unos cuantos botellines de más, y según me contaron, desde entonces en su casa cuando llega un poquito más alegre de lo normal, tienen una sentencia...
 
Le contaba yo a un amigo
algo pillín y travieso,
que las hojas de chupe son,
remedio pa los diviesos.
 
Que revientan
si les pones manteca
y estas hojas,
como apósito sobre ellos.
 
Él, incrédulo, me reprende:
¡ya estas vacilando otra vez!,
más lo preguntó a su padre
y sólo así me pudo creer.
 
Y un día salió
a buscar esas hojas,
no encontró más que cervezas
¡la tajada fue gloriosa!.
 
Menudo choteo en su casa
¡pasó a la posteridad!,
ahora si llega piripi le dicen:
¡otra vez hojas de chupe has ido a buscar!.
 
El comentario de hoy se lo quiero dedicar a un Vegato, por el que siento especial cariño y predilección, compañero de parranda y de malicias, pero sobre todo muy buen amigo, aunque no le duelan prendas en decirme que no dudaría un segundo en ayudar a quien yo me se, a tirarme al Manzanares (aunque no lleve agua o precisamente por eso...).
Va por él, hoy que es su cumpleaños, para que cuando nos volvamos a ver, recojamos un canasto de hojas de chupe (o de lo que sea).