martes, 11 de febrero de 2020

DE CAMINO AL HOGAR ¡AY CHATONA!


Esta anécdota, me la contó uno que tiene mucha imaginación, y aunque no le tengo como mentiroso, (y es que en realidad no lo es), no puedo confirmar a quien le pasó esto, o si sucedió de verdad, ni siquiera puedo asegurar, si esto ocurrió en la Vega, aunque por poder..., le pudo pasar a cualquiera, y en cualquier pueblo que se precie.

Pues ocurrió que un paisanico, volvía a casa después de una noche de farra, y algo o mucho pasado de trago, vamos que no dejó de parar la bota, o la botella de paja, o acabó con las existencias del aguardiente (o cazalla como se decía antes), habría que verle dando trompicones por las calles sin asfaltar y con escasa o ninguna luminaria municipal camino del hogar.

Y llegar lo que se dice llegar, al corral de casa si que llegó, y menos mal que por entonces no hacía falta echar la llave, porque esa hubiera sido otra, y eso que las llaves y cerraduras eran de un calibre considerable.

El caso es que llegó, y atravesar una puerta la atravesó, pero se equivocó y....

Ese borracho que iba,
con toda una tea encendida,
en vez de entrar en su casa
se coló en la pocilga,
y abrazado a la marrana
enardecido le decía:
"¡ay como roncas chatona,
y vayas pedos te tiras...!".



Y es que antes, las dependencias de los animales (casillas, gallineros, cochiqueras...), estaban adosadas o en el mismo corral que la vivienda habitual.

Y me pregunto yo, ¿como sería la mujer para que ni yendo tan beodo, notara mucha diferencia?. 

¡Claro!, que habría que verle a él también, no te digo...