viernes, 25 de marzo de 2011

¡AY ESAS MAÑANITAS DE FIESTA!

Hoy es viernes, eso da un poco de subidón, ganas de guerra y de pasarlo bien.
Hoy voy al colgar un vídeo que hizo Mon, en una de esas mañanas de fiesta, en la que algunos se empeñan en no dormir, aguantar, ¿o quizás no tanto?.

El bueno de Mon además conectó su cámara de fotos a la tele del bar, y tuvo su "prime time", y máxima audiencia, y logró que mucha de la gente que atestaba el garito se quedara pendiente de la tele y en el más absoluto silencio, hasta que estalló la risa.

El protagonista es único e intransferible, patrimonio de la Vega al cien por cien. ¡Cuantos momentos nos da!.


El vídeo es del año 2003 

domingo, 20 de marzo de 2011

EL CIELO DE LA VEGA

Anoche, en España, pudimos contemplar lo que llaman los entendidos como súper luna, fenómeno que no se repetía desde hace dieciocho años, y que sucede porque la luna en su giro alrededor de la tierra es cuando más cerca de la misma se encuentra, lo que llaman perigea, coincidió además que era luna llena y no había nubes, por lo que vimos una luna más grande y más luminosa.
Yo la vi desde el autobús entre los árboles del retiro, y desde un rinconcito de mi barrio y ventana en Madrid, y pensé, en lo que me hubiera gustado estar en el pueblo para contemplarla desde allí.

Y es que el cielo de la Vega nos deja ver las estrellas, es otra cosa.


   
          
 El embarcadero          


Cuando eramos pequeños, y salíamos por la noche (a las 23:00 en casa), solíamos alejarnos del casco urbano, muchas veces la cuadrilla acabábamos en las eras, o cerca del embarcadero (en las piedras), donde entonces no había ni cartel, ni casas cercanas, y por tanto farolas, y allí nos sentábamos o nos tumbábamos, y mirando al cielo nos convertíamos (cuando no nos daba la risa), en pequeños filósofos, veíamos como se asomaban las estrellas y subían más alto, y comprendiamos que la tierra gira, intentábamos identificar a las constelaciones, y nunca pasábamos de la osa mayor, de la menor, de Orión o casiopea, nos fascinaba Venus, y a la vía láctea la llamábamos camino de Santiago, y desde entonces no recuerdo verla tan luminosa, tal vez porque la contaminación lumínica, también a llegado al pueblin.

A alguien se le ocurrió decir, que en realidad el cielo era una especie de manto que de noche se vuelve negro, y que está agujereado, y que las estrellas en realidad es la luz que estando del otro lado del manto se ve por los agujeritos, como la luz que pasa o se ve si mirar por un colador....
Eso inquietaba mucho, ¡el más allá!, fuera... ¿que hay?, ¿que se cuece?, ¿quien sujeta el velo?, ¿quien el colador?, nos sentíamos únicos, especiales, y a la vez muy pequeños y vulnerables en el universo.

Y recuerdo especialmente un día sobre el diez de agosto, en que de modo espontáneo, subimos medio pueblo al puerto Chía a ver la lluvia de estrellas, las lágrimas de San Lorenzo, recuerdo ir con mi madre, y con los amigos, mucha gente, y allí flotaban los ¡hala!, los ¿ha visto esa?, los mira, mira...y hacíamos recuento sobre las que habíamos visto mientras cierto muchacho se quería llevar a un sitio más apartado a una mozuela para divisar un cielo común. 

El cielo en La Vega es otra cosa, y a mi me tiene enganchada, y aún a veces me zambullo en la noche, y voy mirando para arriba, y trato de descifrar lo que me quiere decir en su silencio.  

sábado, 19 de marzo de 2011

ESTAMPA DE ENERO DE 2011


Domingo 16 de enero de 2.011 - sobre las 14:00 horas
Con paso indolente avanzan por la vida, lentamente, serenos, con la parsimonia del ganado, y la tranquilidad del deber cumplido, sin prisa por el futuro, sin agobio por el presente, sin el peso del pasado.

Y avanzan, avanzan sin mirar atrás, y se pierden en las calles de un pueblo silencioso, que también avanza, avanza, hacia su fin, sin mirar tampoco atrás

miércoles, 16 de marzo de 2011

LAS YEMAS DE SANTA TERESA

Esto no tiene mucho que ver con La Vega, pero bueno...

Las yemas llamadas de Santa Teresa, son un dulce típico de Ávila, elaboradas con yema de huevo, ralladura de limón, canela y azúcar, están exquisitas, se deshacen en la boca en un decir amén, y su dulzor te lleva más allá del cielo del paladar.

En muchos establecimientos se pueden encontrar y adquirir, bien para regalo a modo de sabroso souvenir, o simplemente para darse un capricho no se si decir venial, o mortal.

Uno de los lugares con más solera de Ávila capital, donde venden este producto es en La Flor de Castilla, hace tiempo escribí una coplilla en relación a este lugar y las yemas.

¡Bon apetit!, con el hambre que tengo ahora, me comería una caja sin pensar si es o no una tentación del averno, es decir: caería en tentación de modo irremediable.





LA FLOR DE CASTILLA-YEMAS DE SANTA TERESA

Casa del placer divino
de la divina repostería,
Dios anda entre los pucheros,
de la Flor de Castilla.
En ella nacen las más ricas yemas,
de la ciudad de la provincia del mundo,
éxtasis para el paladar,
misticismo para el gusto.
Dulce de almíbar,
con yemas de huevos
ralladura de limón,
azúcar y canela.
Y digo plagiando a la Santa
que su nombre llevan:
vivo sin vivir en mí
y tal dulzor espero,
que muero si las yemas,
yo no las pruebo.
Mira que la tentación es fuerte,
dieta, ¡no me seas molesta!,
que sólo me resta,
perder cien grametes...
¡venga ya la dulce yema!
el kilo venga ligero,
¡que muero si yo no las pruebo!.

(Enero de 2008)