martes, 27 de febrero de 2018

FUERA DE CONTEXTO



Pues sucedió que estaba yo en casa de mis padres en el pueblo, en una estancia que tienen en el garaje, donde hay una estupenda chimenea que estaba encendida y en pleno apogeo, era un día de matanza, mi madre no se por donde andaba, y en el garaje estábamos yo, mi padre, y una de las señoras que siempre venían a ayudarnos con los menesteres de la matanza, ya se sabe: a embutir el chorizo, las morcillas, a picar, a atar, a colgar en las latas.. ¡todo eso!, y además a brindar una alegre compañía, porque menos para el cerdo o gorrino, y pese al trabajo que daban, las matanzas eran jornadas festivas, a menudo tachonadas de anécdotas, y comentarios divertidos.

Aún no estaba la máquina de hacer el chorizo preparada, en realidad, íbamos a tomar un pincho y hacer la probatura de las salchichas (la carne del chorizo para quien no lo sepa), y a asar alguna moraga, en ese impasse de espera hasta que llegaran las viandas mi madre y más gente, nos quedamos los tres (yo, mi padre, y la encantadora señora), mirando la lumbre y dejándonos llevar por el ensueño de su efecto hipnótico.

En esas estábamos, (absortos y en silencio), cuando mi padre echó un tronco al fuego, y entonces esa señora pronunció esa frase tan lógica, tan oportuna y tan normal en ese momento, que a ella y a mi padre les paso desapercibida, pero que a mí me hizo sonreír y muchísima gracia, tanto es así, que me acuerdo muchas veces de ella, y la aplico fuera de contexto, sobre todo cada vez que tengo que sacar dinero del banco…

“En “toas” maneras el palo que va a la lumbre no vuelve…”   

La Vega - Foto año 2.007


miércoles, 14 de febrero de 2018

EL EFECTO TONGUERAS



Todo el mundo sabe que el patrón de los enamorados es San Valentín, y que no es poca la inestimable colaboración de ese ángel pizpireto llamado Cupido.

En La Vega siempre han sido muy celebrados, y nunca les ha faltado trabajo, porque a ver..., ¿cuántas parejas se han forjado en el pueblo?, yo diría que bastantes.

En un sitio tan pequeño, el roce hace el cariño, y el verano, las fiestas, las noches, las callejas oscuras, las casillas mullidas de heno, el portal de arriba (¡anda que si hablara el portal de arriba...!), las albas trasminando a centeno..., todo contribuye, e incluso da resultados a nueve meses vista, pero si hay un efecto demoledor para estas cosas del aumento de familia, capaz de romper estadísticas, ese es el efecto TONGUERAS.

Las Tongueras es una parte del pueblo, una hoja, donde en años alternativos se sembraba el centeno.

Y digo sembraba, porque desde hace unos cuantos años ya no se siembra nada, y es que el terreno no es muy propicio, las parcelas son pequeñas y abruptas, y no rinde lo suficiente para poner en marcha maquinaria.

Antes si, se sembraba todo el pueblo en hojas diferentes según los años, (es fácil de comprobar en fotos antiguas), y se recogía todo, había mucha gente, e incluso venían jornaleros de otros pueblos, sobre todo de las Hurdes para realizar esta tarea.

Y se tenía observado que el año que se sembraba la hoja correspondiente a las Tongueras, aumentaba el número de mujeres encinta, tal vez porque la cosecha era generosa y eso garantizaba por lo menos el pan.

Foto del año 2005 - panorámica con Hoja Sembrada

Hay un lugar en la Vega
con cierto poder afrodisíaco
pues cada año que se siembra
aumenta el populacho.

¡Muchas familias verás!,
(.- la creencia viene de antaño.-),
si se siembran las “Tongueras”
con niño y pan bajo el brazo.

Fácil es la explicación
la sabe cualquiera...,
será porque no se hace tongo
cuando se va a la era....

Y dicen las malas lenguas,
que lo toman muy a pecho,
ellos y ellas si a estas tierras,
las dejan en barbecho.

Que si les diera por sembrar
¡esto seria la leche...!,
San Martín de las Tongueras
sin olvidarnos del Alberche.




Ahora ya no se siembran las Tongueras, ni trasminan las albas a centeno ni siquiera hay heno en las casillas, realmente ni existen casi casillas al uso, lo del portal de arriba anda en desuso, y la gente tiene la suficiente información sobre contracepción para evitar ciertas situaciones, pero seguro que pervive el delirio de los encuentros furtivos, la emoción de los amores cuando empiezan y son algo íntimo, misterioso y prohibido.

A título informativo, os diré que los restos de San Valentín están en la Iglesia de San Antón de Madrid (en la calle Hortaleza), por si queréis pasar a honrar su memoria.