Esto lo he escrito para un amigo granadino, labrador de olivos, sin embargo es aplicable a cualquier vegato-a, de los que día a día se esfuerzan por sacar fruto de la tierra y su ganado.
Todo el trabajo queda impreso en sus manos, a simple vista se puede deletrear en ellas todo su esfuerzo.
Eso me recuerda una vez en que un chaval iba andando con su novia, pero como iba algo adelantado dejaba la mano hacia atrás para que se la cogiera la novia, en esas se interpuso cierto ganadero que agarró la mano del novio:
"Laostia decía el ganadero, que rápido se dio cuenta que mi mano no era la de la novia, acostumbrado a la suavidad la mía le parecería papel de lija, la soltó como un rayo"
EN LAS LÍNEAS DE LA
MANO
Bendito
aquel que mueve la montaña
con
la fe y el impulso de su sangre,
el
que brinda con rosas o vinagre
según
venga la vida o la campaña.
Bendito
el que labura las entrañas
y
dibuja la tierra palmo a palmo,
con
el buen hacer de quien es el amo
y
el dominio textil de las arañas.
Bendito
el labrador de los olivos
Quijote
de almazaras y molinos
que
con astros y cielo compadrea,
del
hielo la lluvia y el sol cautivo,
surcado
en las líneas de las manos
todo
su trabajo, se deletrea.