Suele pasar que lo que te rodea día a día, se convierta en una suerte de paisaje cotidiano, así cuando te asomas a la ventana reconoces, las ventanas, las casas, te aprendes de memoria el resbalar de las sombras con el avanzar del día, y en el pueblo aprendes rutinas de pájaros, y otras faunas que tienen como yo como cualquiera hábitos establecidos desde a saber cuando.
Enfrente de mi casa al otro lado de la cerrailla, está la casa de mi tío, y muchos momentos del día cuando allí estoy, es uno de mis paisajes cotidianos.
Hace unos años arregló esa terraza, y la fachada y desapareció ese nogal que se ve en la foto, y que se convirtió como se puede apreciar en todo un ejemplar (le sembró mi padre).
Ese nogal me entretenía mucho.
Es un lienzo azul la tarde,
donde se mece el nogal
con los acordes del aire,
en su danza arrabalera
y siguiendo el compás del baile,
son sus hojas castañuelas
ebrias de duende y arte.
(Agosto 2017)
