Pues sucedió un verano en la década de los
sesenta, que cierto chaval de la Hergui tenía un jefe muy enrolladlo, tanto, que le
dejo su flamante deportivo para que se fuera a las fiestas de su pueblo, o
donde quisiera, así que sin esperar a que cambiara de idea, se presentó en su
pueblo con aquel Aston Martin último modelo y todo maqueado, dispuesto a quemar
las fiestas de su pueblín.
Como no se llevaba lo del Dry Martini, es
probable que en casa del Cuco, se tomara un calimocho, o tal vez un whisky de
esos que lijan la garganta, eso si, mezclado no agitado.
La noche se presentó bien, pues enseguida
congració con unas cuantas chicas venidas del pueblo cercano de San Bartolomé
de Tormes, una dijo que se llamaba
MoneyPenny o algo así le pareció entender.
Por aquel entonces era muy común eso de ir y
volver andando a las fiestas de los pueblos de al lado, por eso él se ofreció
caballeroso (desde La Herguijuela con amor), a llevarlas de regreso al pueblo
en el coche, irían un poco apretados pero daba igual, ellas aceptaron
encantadas, aunque eran menos de 007 km campo a través.
Una de las mozas tenía cabras, y fue contando
por el camino que estaba preocupada porque había echado en falta una, y hete
aquí que como si hubiera habido un conjuro de invocación, apareció la cabra
díscola en el borde la carretera, así que sin más contemplaciones echaron la
cabra dentro del coche también, y enfilaron hacia San Bartolo.
¡Quien sabe si a partir de esta anécdota el
servicio secreto de su graciosa majestad con Mr Q a la cabeza, empezó a diseñar
dispositivos que camuflados en el coche le daban vidilla a cierto agente
secreto, tal vez se les ocurrió: ¡un
enemigo nunca se esperará que una cabra salga de sopetón de una guantera…!, la
sorpresa sin duda le desconcertará lo suficiente para poder reducirle.
Si alguien me lee, puede intuir que no soy
muy dada a delatar la identidad de nadie, pero en este caso, y sin que sirva de
precedentes, me voy a saltar la norma, porque al fin y al cabo la anécdota
carece de maldad, por no haber no hubo ni villanos ni villanas, y tuvo un final
feliz para todos los protagonistas, incluida la cabra.
Si, como no nombrar al entrañable Jino
Mo-Jino.
Par él un So-Be
Un Be-So