Esta es la banda sonora que se podría aplicar de un tiempo a esta parte en el barrio en torno a la fuente Juana, si bien más que rondar de noche, el pollo (los dos pollos mejor dicho), rondan de día.
Todo empezó un poco antes de las fiestas, el quiquiriquí de los susodichos empezó a sonar en el barrio con una insistencia inusual, y provenían de cierto corral cuyo dueño apenas ha puesto el pie este verano.
Da igual si los dejó él allí o si los soltó allí cualquier otra persona, entidad, ovni o quién ¿¿??, el caso es que desde entonces está el barrio de lo más animado, todo el mundo pendiente de los pollos.
Estos pollos, uno zaratano y otro blancuzco, no es que sean un par de ejemplares (eso les ha librado...), pero no se les puede negar empaque, ufanidad y una temeraria valentía.
Foto de Elena Gutiérrez
Y es que los animalitos tal vez cansados de estar solos, aburridos de picotear el cemento, salen volando de su redil a ver mundo.
Y parte de los vecinos de alrededor aparte de echarles pan mojado para que se nutran, intentamos que vuelvan a su hogar para evitarles encontronazos con perros/as, gatos/as, zorros/as, que puedan doblarle la cresta.
Pero son muy tozudos y difíciles de encaminar.
Video de Elena Gutiérrez
Video de Elena Gutiérrez
El zaratano a la fecha es el más díscolo de los dos, ya no le controlamos desde el 23-24 de septiembre, no sabemos, si ha dejado las plumas por ahí, o si ha encontrado un ambiente más agradable y compañía femenina en los gallineros que hay calle Mariana abajo, donde se le sorprendió caminando.
Alguien dijo de él que era como el cerdo de la Alberca, que se recorría todas las calles.
El otro tardó un poco más en salir al mundo mundanal, pero sus querencias geográficas son las del barrio de la Juana, fue más listo porque cruzando unos metros y saltando una pared tenía un vergel de hierba fresca y agua.
También se ha aventurado por la Cerrailla, y ha ido a "gulusmear" a las gallinas de Juan Carlos, que si se descuida un poco acaba como el gallo de Morón, desplumado y cacareando, pues las gallinas (ya veteranas) le dejaron claro a picotazos que no era bienvenido.
Ya llevo unos días sin saber de ellos, al menos del blanco que de vez en cuando se va de ronda a mi casa a echar una copla.
Video de Elena Gutiérrez
Ya veremos si se escapan del desastre, porque si lo que canta un gallo equivale a dos Santiamenes y cuatro periquetes, con tantas andanzas si amanecen no será poco...
Ay lerelerelere
