lunes, 23 de julio de 2012

CUALQUIERA TIENE UN LUGAR ASÍ

Casa vieja de mis abuelos en las eras del Vegambral
(San Martín de la vega del Alberche - Ávila)

Cuando entro en esta casa, lo hago con respeto y solemnidad como si de un lugar sagrado se tratara, no puedo evitar sentir sobre el corazón, el recuerdo imborrable, y el sentimiento de todas aquellas personas que la habitaron, sentir el peso de un pasado que no conocí, pero que de modo sutil me pertenece y me atrapa.

Y siento dentro de mi una raíz que me ancla al lugar, que se nutre del agua de la tinaja de barro, y se alimenta de la memoria sagrada del pan, encerrada y dormida en el casillo del horno de masar.

Una raíz invisible, cordón umbilical, que se despliega como las volutas de humo de la lumbre baja o de la llama del candil de aceite, y que me amarra al lugar remoto de mis orígenes...

¿Seremos eso?, ¿cenizas, pavesas, rescoldos de un tiempo anterior?, ¿el fuego que no se consume?, ¿sangre en el tiempo?.

Hora es de volver a los orígenes, de convertirse en raíz.

(Madrid 29 de junio de 2012) 

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