jueves, 30 de abril de 2015

LA TABLA EN EL NAUFRAGIO

Los chopos del Charcón - Marzo de 2.007

Yo diría que los chopos bien pueden ser un símbolo del pueblo, que puestos a diseñar alguna suerte de escudo se deberían incluir como algo emblemático.
 
¿Os habéis fijado?, casi todos son enormes, altos, soberbios en su maderamen humilde, ¿y desde cuando están ahí?, yo voy camino del medio siglo, y desde que tengo uso de razón, les he visto ahí vistiéndose y desvistiéndose al ritmo de las estaciones, cantando su sinfonía al aire, meciendo y cobijando nidos, testigos mudos e impenetrables de todos los tiempos del pueblo.
 
Y muchos permanecerán cuando nosotros ya hayamos partido al viaje sin retorno, porque los chopos, como muchos árboles, tienen un cierto aire de eternidad, que los mantiene imperturbables, tal vez su secreto sea el de vivir tranquilamente...
 
Y a mí, a veces me consuela saber, que en este mundo tan de paso, tan mudable, tan necesitado de razones, de porqués, tan estereotipado, medido, lleno de marcas registradas, índices de audiencia y seguidores, palabras, sentimientos con derecho de autor, me consuela saber que hay ciertos lugares, ciertas cosas que no cambian mucho o nada, que siempre están ahí sin razón, y me gusta pensar en ellas, y fijar en ellas el pensamiento o la mirada, y son a menudo mi punto de referencia, mi vuelta a la serenidad, la tabla en el naufragio.  

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