martes, 9 de enero de 2018

LA FÁBULA DE TÍO JONÁS


El próximo 20 de enero se cumplen veintidós años de la última gran nevada caída en la comarca de nuestros pueblines.

Este año, el invierno por fin ha hecho acto de presencia, y lo ha hecho a lo grande, pues ha caído el fin de semana de reyes, un nevazo considerable, con unos espesores de nieve, que están dificultando mucho el desplazamiento y la movilidad, no sólo por carretera, que se cerraron al tráfico, si no incluso por las calles, y no digamos a las tierras donde está el ganado.

Los paisajes con tanta nieve, aparecen uniformes, y a veces cuesta identificar los lugares, orientarse.


C/ La Iglesia (Curva en dirección a la plaza)
 (suelo y tejado casi se juntan)

Calle Toledo con calle Hortaleza

La Plaza- Fachada del bar de Tío Alberto
Calle la Reina (entre casa de Elisa y de tía Agripina)

Todo esto me ha recordado la fábula que me contaron de un señor conocido como tío Jonás. 

Tío Jonás al parecer era un arriero que iba por los pueblos con su burrilla y sus mercancías.

Un día viniendo a la Vega, por Cañalhorno, le sorprendió la ventisca de nieve, por aquel entonces no había Aemet (sólo el color panza-burra del cielo podría hacer intuir el temporal), ni funcionaba la DGT (si es que no había carretera), ni siquiera había teléfono cuanto más móviles. 

Pero Tío Jonás pese los inconvenientes decidió avanzar y avanzar, aunque fuera un poco sin saber por donde iba, porque la ventisca cada vez era más fuerte, y los caminos se borraban, y el horizonte sólo era una enorme planicie uniforme y blanca donde ni tan siquiera el limite cielo-tierra se podía deslindar.

Y siguió y siguió, hasta que en un momento dado, y viendo que llegaba la noche decidió pararse, así que aprovechando que había una especie de barra clavada en el suelo, ató allí a la burrilla, y se arropó como pudo, dispuesto a pasar la noche.

La sorpresa fue al amanecer del día siguiente, cuando despejado el día pudo averiguar donde habían pasado la noche y donde había atado a la burra...

Venía Tío Jonás
una tarde de invierno,
tirando de “la” su burra
caminito del pueblo,

en medio Cañalhorno
le pillo tal nevada,
que iba cuán ciego
sin saber por donde andaba,

si iba por la Sabina
o por cañá la fraila,
si había echado para la Noria
o estaba llegando a Garganta,

en medio de la ventisca
encontró un poste de metal,
ató allí a la borrica
hasta pasar el temporal,

y cuando amaneció
comprobó asombrado,
que había estado dormido
en lo alto de un tejado,

y que había atado la burrilla
¡ni que estuviera majareta!,
en lo más alto de la iglesia

¡si señor!, ¡en la veleta!...

¡Anda yaaa!, dije cuando me relataron la fábula, porque hasta lo del final todo es bastante creíble, a mi me han contado que en ocasiones cuando nevaba a lo bestia, había que hacer túneles bajo la nieve entre calles, o puertas para poder salir de las casas.

Con la nieve pocas bromas.

Pongo otras fotos, todas del día 7 de enero de 2018, hechas por los que allí están en el pueblo, no se si sorprendidos, asustados o encantados. (Choncho, Jero, César, Rosa, Encarna e Hijos, Juanjo...), y que nos han pasado el documento gráfico del estado de la situación).

Desde la puerta del bar de Rosa

Plaza del pueblo y terraza Bar La Vega

Casa de tía Alejandra y Tío Julián
Chorreta y portás de Tío Emiliano

Casa y corral de Elisa y Mariano

Calle del Arroyo
Tejados (Panorámica)

Plazoleta bar de Rosa

Fuente Espìnosa y corraleras

Carretera a Barajas en La Cañadilla

A caballo
Y unas fotos de La Herguijuela, que a once kilómetros de nosotros las cosas pintan más o menos igual de blanco. (Enhorabuena al/la autor/a, y gracias por compartirlas).   


Plaza fuente y árbol





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