lunes, 28 de octubre de 2019

MANOS HACEDORAS - COSTURA -GANCHILLO


Una imagen que ya no es frecuente contemplar en el pueblo, es la de las vecinas cosiendo a la puerta, ya pasó a la historia lo de remendar la ropa, lo de confeccionar camisas, sábanas, no digamos ya lo de preparar el ajuar.

Antes la ropa se apuraba mucho, no había tanto repuesto, si acaso el traje de los domingos, o el de los días de fiesta, el resto llevaba un tute, que ya os podéis imaginar, eso que el desgaste del lavado no era mucho, por eso de que no existía ni agua corriente en casa cuanto más lavadora, eso si el jabón debía ser más ecológico con menos residuos químicos, y no digamos si hablamos de la piedra jabonera...


Tío Eusebio (Esta foto estuvo expuesta en una escaparte de una tienda)

Pero volvamos a lo de coser y a lo del ajuar, entonces, no sólo se cosían sus propias sábanas o colchas, además las marcaban a punto de cruz, hacían vainicas, o hacían puntillas de ganchillo.

El verano de 2.016 se hizo una exposición con motivo de la fiesta de la peña, en la que salieron del armario, arcas o baúles no pocas obras artesanales donde en cada puntada se adivinaba la medida de un tiempo ya lejano.


FOTOS EXPO COSER Y CANTAR AGOSTO 2016
Era muy común que a las mujeres, ya desde niñas les enseñaran la técnica, las madres, las tías las vecinas, y también en la escuela, (¿que les enseñarían a los chicos mientras?, me pregunto yo), por eso la generación que nos antecede lo mismo te cose un botón que te restaura unos vaqueros que ya creías muertos y enterrados.



FOTOS EXPO COSER Y CANTAR AGOSTO 2016

Yo personalmente valoro mucho estas cosas, tal vez porque yo no paso de pegar algún botón, o zurcir algún pequeño (muy pequeño ha de ser) desaguisado, y a distinguir con cierto esfuerzo, el punto del derecho del del revés, pero si hay algo que me parece complicado sobre todo lo demás, es lo de hacer ganchillo, (crochet que dicen algunos).
Me parece súper complicado que viendo una muestra in situ o en papel, te saquen una réplica exacta, contando patas, rotos...

Me vais a perdonar la charla, toda esta introducción tiene que ver con un recuerdo personal, y el homenaje que quiero hacer con esta entrada en el día de hoy a mi suegra, Elisa, que hoy cumpliría 89 años.

Ella hacía ganchillo de maravilla, y el primer regalo que me hizo, fue un cojín con una funda de ganchillo, que a mí me encantó y por supuesto conservo. Y luego también me hizo unos visillos para casa, pañitos, puntillas.





Pues eso vaya desde aquí, un homenaje a Elisa, a sus manos hacedoras, a su pericia y su oficio, y mi gratitud por otras muchas cosas que no vienen a cuento, pero que ahí quedan, pues aunque yo sea mala costurera (costurera sin dedal cose poco y cose mal), procuro a pesar de todo no dar nunca una puntada sin hilo.



Las manos ágiles
bailan con la aguja,
en su danza angelotes,
y filigranas dibujan.

Puntillas a cadeneta
pañitos a punto enano,
hay que contar las patas
ninguna es de gallo.

Y a tirar del hilo
si has errado,
deshaciendo el camino
a pasito anudado.

Si dedos y cabeza
van sincronizados,
un río de hilo verás,
que nace entre sus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar aquí tu opinión, (si quieres ¡claro!)