lunes, 23 de noviembre de 2015

UN AÑO DE CENTENARIAS


Si, habéis leído bien, un año de centenarias, y es que por si no lo sabéis, en este año, tres mujerinas vegatas han cumplido cien años, ¡y viven para contarlo.!
 
Una de ellas se llama Fausta (de Flores-Fermina), y es familia de Carmen (la de Luciano). Sólo vi una vez a esta mujer, y sin embargo cuando me casé nos regaló un juego de café, que aún conservo.
 
Otra es Tía Agripina, aquí la tenéis al frente de una yunta en el año 2.001:
 
 
  Y la tercera (que no en discordia), es tía Rafaela, que a sus cien años se sube los cuatro pisos hasta llegar a su casa varias veces al día. Foto de Agosto de 2.013.
 
 
 
Hubo otras centenarias que también llegué a conocer, (una apenas convive con una o dos generaciones anteriores a la suya como mucho), y que tuvieron sus homenajes correspondientes:
 
Tía María (familia de Marisa de La Cañadilla):
 
  
 
Y Tía María la madre de Marina. Foto de 2.004:
 
 
 
Centenarios, no he llegado aún a conocer a ninguno, aunque si que ha habido hombres y también otras mujeres, que han estado rozando el límite de una edad mítica.
 
No deja de ser un pequeño record, que en un pueblecito tan chico concurran a la vez tres insignes centenarias, aunque ninguna viva de fijo en el pueblo.
 
Lo más importante es llegar a la edad con calidad de vida, por uno mismo, y por los que le rodean.
 
¿Habrá un gen vegato, un ADN que determine y propicie la longevidad?
 
¿Si tu me dices gen...lo vivo todo?.

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