jueves, 12 de noviembre de 2020

INTERFERENCIAS "CHANGARRUDAS"


Esta anécdota ocurrió de verdad, hace ya unos cuantos veranos, y aunque la acción que la desencadenó ha vuelto a ocurrir, lo cierto es que no me he enterado que nadie hiciera comentario alguno.

El caso es que unos jovenzatos de entonces, al regresar de alguna fiesta de algún pueblo cercano y de madrugada, cogieron (a saber de dónde y de quién), un changarro, cencerro, campanillo (como lo queráis llamar), y le colgaron de los cables del teléfono en una pequeña plazoleta (no diré dónde por preservar anonimatos).

A la mañana siguiente, ahí estaba y lucía como un campanario inalámbrico, y para colmo el día se levantó con aire, con lo que tuvieron en ese barrio sonsonete para rato.

Inevitable fue el corrillo de vecinas-os que se juntaron en torno, a comentar la jugada entre ellas-os y quien pasara por ahí y se uniera a dar su opinión.

De entre todos destacó la voz de una vecina de la plazoleta, preocupada en como afectaba esto a su comunicación telefónica...



Tras una noche de farra

jóvenes colegas del Baco,

colgaron de los cables en una plaza,

un espléndido changarro.

 

Del teléfono los cables

así lucieron de pronto,

y así sonaron también

por capricho del viento

 

Tolón tolón tolón,

insistente martilleo,

buen karaoke y coros

a la de la Puebla, y sus campanilleros

 

¡Menuda serenata

que tuvieron en el barrio!,

hasta encontrar una escalera

con que subir..., y bajarlo.

 

A ver si le bajan pronto

decía una vecina apurada,

que va a llamar “el mi muchacho”

y sólo oirá campanas....


 

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