PIEDAD: Una madre con el hijo muerto en brazos, no debe de haber una estampa más terrible, ni el arte salva del escalofrío de contemplar piedades, ni las de antes, ni las de ahora, ni las del futuro....
¿Quién le
canta una saeta
a la
virgen de la piedad?,
¿quién un
pañuelo le presta
para su
llanto de humildad?.
¿Quién puede
cantarle a esa madre
contrita
por el dolor,
mientras
en su regazo yace
el hijo
de su amor?.
¡Cesen
tambores y trompetas!
¡que está
sordo el consuelo!.
¿Quién le
canta una saeta?
que yo
quisiera y no puedo…
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